No es tan popular como la C, la B o la D, pero es fundamental para preservar nuestra integridad física. Conocida también como antihemorrágica, gracias a la vitamina K se llevan a cabo los procesos de coagulación de la sangre. Es la primera vitamina que reciben los recién nacidos para prevenir hemorragias. También es necesaria para mineralización de los huesos y está relacionada con la salud cardiovascular, ya que puede proteger de la diabetes de adulto y mantener la elasticidad de venas y arterias. Hay de dos tipos: K1, presente en verduras de hoja verde (esta es la que se usa en cosmética) y K2, que se sintetiza en el intestino.

Don Pascual Marco, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia, comenta que la manifestación más importante de su ausencia es el sangrado, siendo la causa más frecuente de su déficit la tomar fármacos anticoagulantes que compiten con ella, aunque este sea un efecto previsto.

El doctor Don Aniceto Charro, jefe de Endocrinología del Hospital HM Madrid,  dice que su carencia es muy poco frecuente, pero hay que vigilar a las personas que se han sometido a una operación para perder peso y a las que tienen enfermedades intestinales ya que pueden padecer diarreas grasas con pérdida de esta vitamina. Otro factor que repercute en esta vitamina es la toma antibióticos, ya que al destruirse la flora intestinal se puede alterar la producción de vitamina K.

La cantidad diaria recomendada  de vitamina K es de 75 microgramos, un objetivo fácil de alcanzar con una alimentación variada. El doctor Don Aniceto Charro afirma que “la dieta es suficiente para mantener los niveles adecuados porque está muy repartida en los alimentos, con especial abundancia en los vegetales de hoja verde, aceite de oliva y soja, mantequilla y leche”. Las hortalizas verde oscuro (lechuga romana, espinacas, col rizada, brócoli, endivias, perejil) tienen más de 40 microgramos por 100 gramos, al igual que el aceite de oliva, margarina, piñones o kiwis.

La vitamina K se utiliza en dermocosmética, las ojeras, los hematomas producidos por cirugía o el enrojecimiento facial pueden mejorar con esta vitamina gracias a su capacidad descongestiva y reductora de la pigmentación causada por el acúmulo de hemosiderina que aparece en ojeras y hematomas. La forma más común de comercialización  es en forma de serum para ojeras, y en gel o crema para la cara, la duración del tratamiento varía desde semanas en hematomas, hasta meses para reducir su color.