SALUD Y ENVEJECIMIENTO

verdura

Mientras algunos buscan la receta de la eterna juventud, otros recurren a técnicas más sencillas y efectivas: cuidar la alimentación, hacer deporte, dormir lo suficiente y mantener a raya el estrés. En definitiva, no hay nada más útil para sentirse joven que llevar una vida saludable.

Los factores genéticos condicionan cómo nos vamos haciendo mayores, pero no son los únicos. El estilo de vida influye en el ADN y puede ayudarnos a cumplir nuestro objetivo: vivir más y mejor.

La edad cronológica no siempre coincide con la edad biológica. ¿En qué se diferencian? La primera indica el tiempo que transcurre desde que nacemos y nunca se detiene. La segunda determina el desgaste que ha sufrido el organismo a lo largo de la vida y depende de los hábitos saludables o perjudiciales que adquirimos, como los relacionados con la alimentación.

Es importante comer sano, pero sin olvidarnos de mimar al paladar. Salud y placer no están reñidos, todo lo contrario. El doctor Julián Bayón Plaza aconseja disfrutar de los alimentos y respetar la base del envejecimiento saludable: estímulo sensorial + aporte nutricional adecuado + experiencia e imaginación en la cocina. La clave está en utilizar productos de proximidad y de temporada elaborados según las costumbres de cada región.

En el libro Recetas antiaging (editorial Salsa Books), el doctor Manuel Sánchez Director del servicio Antiaging de la Clínica Planas y los chefs Carme Ruscalleda y Raúl Ballam ofrecen el secreto de la gastronomía antiedad con asesoramiento médico y ofrecen pautas básicas para elaborar nuestra dieta antiedad durante todo el año. Estas son algunas de ellas:

  • Comer cuatro o cinco piezas de fruta fresca, ensalada o verdura al día.
  • Utilizar productos crudos y de temporada acompañados de ajo, cebolla, pimiento rojo, aguacates, aceitunas o almendras. “Un plato multicolor es garantía de salud”.
  • Proteínas vegetales: potajes de legumbres, soja fermentada, aceite de oliva… Todos estos alimentos son muy ricos en antioxidantes. La proteína vegetal debe predominar sobre la animal.
  • Tres raciones de pescado azul a la semana. Es muy rico en Omega 3.
  • Hidratos de carbono, los justos y necesarios. Hay que reducir al máximo los que proceden de dulces, pastas y pastelería industrial, sobre todo si se hace una vida sedentaria. En cualquier caso, es preferible consumirlos al mediodía y no en la cena.
  • Aceite de oliva virgen extra. Reduce el riesgo cardiovascular, mejora el paso intestinal de los alimentos, combate enfermedades como la diabetes o la hipertensión y aporta antioxidantes.
  • Agua embotellada de mineralización baja, no del grifo. Lo ideal son dos litros al día.
  • Dos copas de vino al día tienen efectos beneficiosos sobre el sistema óseo e inmunitario y actúan como protectores celulares.
  • Frutos secos: nueces, avellanas o almendras. Aportan proteína vegetal, vitaminas y fibra.

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