De manos de lija a manos de seda con aceite de oliva

Sentir que tenemos las manos resecas, ásperas y como si fueran un cepillo o una lija , es algo desagradable y molesto. Nos dificulta realizar tareas cotidianas. Por ello precisamos solucionarlo cuanto antes. El remedio es muy sencillo. Ingredientes:
  • Dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
  • Una cucharada de jabón líquido.
  • Dos sobres de azúcar.
Ponerlo todo en un cuenco, removerlo y con ambas manos sobre el lavabo o sobre el fregadero, ir mojándolas manos en el preparado y frotar una mano contra otra como cuando nos lavamos las manos. Repetir cuando pasen unos minutos, sin aclarar las manos con agua , hasta acabar el contenido y poco a poco iremos notando la suavidad que van adquiriendo nuestras sufridas manos. Vale la pena acabar con un suave cepillado de uñas. Aclararlas bien con agua y secar. Seguidamente poner unas 2-3 gotas de limón y otras 2-3 de aceite de oliva virgen extra en una mano, extenderlas juntando ambas manos y frotando de nuevo como cuando las lavamos. Acabamos con un suave masaje de una mano sobre otra en todas las uñas. Cuidamos el masaje de las cutículas hacia la punta de la uña, las cinco a la vez y alternando ambas manos. Y a los poco minutos veremos el estupendo resultado. Veremos nuestras manos de seda y las uñas brillantes y limpísimas. Pasado un ratito, las manos están estupendas y secas, el limón va aclarando las manchas de la edad en la piel, y el aceite de oliva les da elasticidad y tersura, Nos apetece, podemos entonces perfumarlas con una crema o una colonia que nos guste. O más simple y mucho más barato. Coger un limón, lima, naranja, mandarina… y una vez lavado y seco, se le recorta un poquito de piel, se le pone en la palma de la mano con una gota de aceite. Y con ella en las manos nos las frotamos unos minutos. Una vez hayas probado los resultados, pensarás. ¿Y por qué no aplico este remedio a mis pies? Pues claro que sí. Obtendrás un resultado estupendo, y mejor si previamente haces un sencillo baño de pies en agua calentita en la que has puesto un poco de jabón de baño y una cucharada de aceite. Con este baño durante unos 8-10 minutos se hidratan los pies y el resultado del posterior masaje exfoliante aumenta su eficacia y consigue un mejor bienestar. Recordemos que el masaje adecuado en la planta de los pies produce una mejora del estado general, ya que incide en la circulación general del organismo. Y si después del trabajo realizado en nuestros pies queremos conservarlos suaves, basta con aplicarles cada día tras la ducha un suave masaje. Ponemos unas gotas de aceite en nuestras manos húmedas, y masajeamos, especialmente en las plantas y talones. Si es un aceite de oliva virgen extra previamente macerado durante varias semanas, en razón de 10-12 hojas de laurel en 1 decilitro de aceite, mejor aún. Nos ayudará a curar posibles hongos en los pies, producidos por piscinas y calzados cerrados de largo uso.

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