EL OLIVO Y LA FUNDACION DE ATENAS

El olivo para los griegos siempre ha representado un fuerte elemento simbólico, un ejemplo de ello lo encontramos en la mitología griega, en la leyenda de la fundación de Atenas, el epicentro intelectual y político de la civilización griega.

Cuenta la leyenda que los habitantes de Atenas, que todavía no tenía nombre, encargaron a Cécrope,  el primer rey legendario de la ciudad, el privilegio de darle un nombre a la ciudad en recuerdo de la divinidad que más hiciese por la Humanidad. Poseidón y Atenea discutieron porque ambos querían ser el dios tutelar de la ciudad y estaban dispuestos a luchar por ello.

Poseidón, dios de los mares y hermano de Zeus, codiciaba los reinos terrenales, por ello reclamó la posesión de la ciudad clavando su tridente sobre la Acrópolis ateniense donde brotó un manantial, un bien precioso para los atenienses, pero cuando probaron el agua, nos les gustó su sabor salado.

Más tarde llegó Atenea, diosa de la justicia y la sabiduría, a la ciudad y la tomó de manera pacífica. Llamó como testigo a Cécrope, primer rey de Atenas e hizo brotar un olivo junto al manantial que había generado Poseidón. Los atenienses en seguida se percataron de que era un recurso vital, el olivo puede vivir centenares de años, produce frutos comestibles, y además se extrae el mejor jugo posible, el aceite de oliva.

Poseidón enfurecido reto a Atenea,  pero Zeus se interpuso y ordenó la formación de un tribunal divino para decidir a quién de los dos dioses debía estar consagrada la ciudad. Así pues, el tribunal tras escuchar el testimonio de Cécrope, decidió posicionarse de lado de Atenea.  Determinaron que era ella quien tenía el derecho a poseer esa tierra porque había otorgado a la ciudad el mejor regalo: el primer olivo. Desde entonces la ciudad adoptó el nombre de Atenas y en agradecimiento a su diosa protectora,  el olivo plantando por Atenea fue venerado durante siglos en la Acrópolis simbolizando la victoria.

Pero hubo consecuencias negativas, porque en las luchas entre dioses siempre acaban perjudicados los mortales.

La ira de Poseidón fue tal que provocó las mayores inundaciones que jamás se habían visto. Todo cuanto había sobre la tierra hubiera sido destruido de no ser por Zeus, que ordenó a Poseidón que parara la inundación. A cambio, le concedió que castigase a las mujeres, que al fin y al cabo habían sido las causantes de su derrota.

Es por este motivo que las mujeres atenienses perdieron el derecho al voto, a la vez que se instituyó la descendencia patrilineal y los hijos comenzaron a llevar el apellido del padre.

Fuente: Mitos y leyendas griegas.

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