Preparación

El salmorejo de Córdoba se parece a un coulís de tomates frescos con ajo hasta el punto de confundirse con él. Sin embargo difiere bastante de su célebre pariente, el gazpacho, una sopa fría a base de varias hortalizas, comino y pimentón, de textura más espesa. De hecho, los andaluces no lo sirven en forma de potaje: generalmente, lo untan sobre una rebanada de pan. El salmorejo es un plato frío muy apreciado en verano. Durante las romerías, los habitantes del campo disfrutan preparándolo en casa y, luego lo saborean en una gran comida campestre colectiva. Es muy importante que los tomates sean bien rojos y blandos. De hecho, en la receta original se machacaba en el mortero junto con el ajo. Hoy en día, los cordobeses preparan esta receta con el robot de cocina. Al final de la preparación, debe aliñar el salmorejo con aceite de oliva Betis y vinagre. Este último debe incorporarse a la preparación justo antes de servirla. Si lo añade con demasiada antelación, conferirá un sabor ácido a la mezcla. Para decorar se utilizará huevos y virutas de jamón, pero algunos optan también por atún, láminas de pepino, menta o, incluso, queso. Preparación: Hierva los huevos durante 10 minutos, y pélelos. Enjuague y seque los tomates. Retíreles el tallo. Córtelos por la mitad y, luego, en cuartos. Pele los dientes de ajo y májelos en un mortero con una pizca de sal de mesa. Pase el ajo al recipiente del robot de cocina. Añada los cuartos de tomate y empiece a triturar. Retire la corteza del pan y corte la miga en trozos grandes. Pásela a un cuenco, empápela de agua y cháfela con un tenedor. Agregue el pan al robot de cocina, sobre los tomates. Triture la preparación hasta obtener un puré de color rosado y de consistencia homogénea. Incorpore el aceite de oliva Betis y el vinagre. Rectifique la condimentación. Decore el salmorejo con los cuartos de huevo duro y las virutas de jamón serrano.