Aceite de Orujo de Oliva, un aceite para freír patatas y refrescar cerebros
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Un estudio del CSIC asocia los componentes bioactivos del tipo de orujo de oliva con un mecanismo antiinflamatorio que previene el alzhéimer.

Como el certero impulso de un caballo de Troya. Así imagina Javier Sánchez Perona, científico del Instituto de la Grasa-CSIC, la llegada de las lipoproteínas que transportan los componentes del aceite de oliva de orujo a la inmensidad del cerebro.

Lo habitual en estos casos, desarrolla el investigador, es que las células microgliales de la masa gris lo tomen como una amenaza, desencadenando un proceso neuroinflamatorio. Pero, como Sánchez Perona y sus colegas documentan en un reciente estudio, tres compuestos bioactivos de este tipo de aceite atenuarían la reacción (el equivalente a los soldados del interior del caballo).

A falta de un siguiente nivel de investigación en humanos (de momento, solo es un trabajo in vitro), este hallazgo pone a la ciencia sobre la pista de que el consumo de este tipo de aceite podría prevenir el alzhéimer. No es la primera vez que los expertos piden una oportunidad para este gran desconocido, "el patito feo" de su grupo, define Sánchez Perona.

En 2017, la Unión de Consumidores de España (UCE) consideró el aceite de orujo uno de los mejores para la fritura por su capacidad para resistir las altas temperaturas. El investigador del CSIC lo tiene claro: "No alcanza el sabor insuperable del aceite de oliva virgen extra, pero es una opción estupenda para guisos y frituras, por delante de los aceites de semilla". Eso sí, descarte cualquier superpoder: "Sus beneficios únicamente se notarán si su consumo se integra en una dieta saludable".

 

Así se produce el aceite menos conocido

Según la Interprofesional Oriva, se obtiene a través de la extracción del alpeorujo (agua, piel, hueso y restos de aceite que resultan de la molturación de la aceituna) y su posterior refinado. Finalmente, se añade un poco de aceite virgen o virgen extra.

 

 

 

Fuente: EL PAÍS

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