Pulpo con pasta pequeña
El pulpo debe su nombre a sus ocho tentáculos de igual longitud, con ventosas y que están unidos a la cabeza. Este molusco abunda en el mar Egeo. En verano, los barcos traen consigo gran cantidad de pulpos, calamares y sepias que luego encontramos en numerosas recetas.
La piel del pulpo es muy firme y, por este motivo, los pescadores suelen golpear los pulpos cuarenta veces contra un muro o una roca para reblandecerlos. Los pulpos más grandes se cortan en dados y se preparan en ensaladas y guisos, mientras que los pequeños se suelen hacer a la parrilla. También existe una tradición muy antigua que consiste en colgarlos para secarlos y de esta manera poder conservarlos.
Preparar los pulpos es mucho más sencillo que los calamares o las sepias, pues no deben vaciar. Únicamente deben limpiarse bien, por si han quedado restos de arena.
Preparación:
Limpie el pulpo y póngalo en una cazuela llena de agua con sal. Añada vino blanco. Lleve a ebullición y deje cocer durante 30 minutos. Cuando esté listo, escurra el pulpo.
Coloque el pulpo sobre una superficie para cortar y córtelo en dados. En una cazuela, saltee los trozos de pulpo con la cebolla picada y el ajo en aceite de oliva Betis. Añada los tomates triturados.
A continuación, añada el palito de canela, la pimienta en grano y molida, la sal y el aceite de oliva Betis. Deje cocer entre 15 y 20 minutos. Cuando el pulpo esté tierno, incorpore el perejil y remuévalo todo.
Mientras tanto, deje cocer la pasta por separado en agua hirviendo con sal durante 10 minutos y, luego, cuélela. Añada la pasta al guiso del pulpo, remueva un momento sobre el fuego y sírvalo inmediatamente.